Ya está.
Te has tirado a la piscina y has decidido emprender de una vez y dedicarte a lo que te gusta y a tu manera.
Pero te estás dando cuenta de que empezar un negocio es un camino duro, a veces solitario, donde las incertidumbres pesan tanto como sacos de acero.
Tienes días en que te cuesta conciliar el sueño y puedes llegar a estar muy irritable con la gente que te rodea.
Aunque lo peor es la ansiedad.
Esos momentos en que crees que no vales lo suficiente y que nunca vas a conseguir vivir de tu negocio y entonces te agobias y empiezas a verte en un callejón sin salida.
Eso que sientes nos ocurre a todos los que un día decidimos construir nuestros propios negocios.
Vas pasando por etapas, como si fueran las estaciones del año. Invierno, primavera, verano… ¡Y a veces todas en un solo día!
Tienes momentos en que sientes que estás haciendo las cosas muy bien y estás animada, y otros en los que crees que todo el mundo lo hace mejor que tú y que nunca lo conseguirás.
Hay etapas que son comunes para casi todas las personas, como la etapa del optimismo desinformado, que es aquella por la que pasas al principio cuando recién tienes tu idea de negocio y estás muy ilusionado, pero aún no te has dado cuenta del trabajo que supone o de la competencia que tienes.
Después viene casi siempre una etapa de pesimismo informado, que es cuando eres consciente de que nada es tan fácil como parecía al principio.
Y después lo normal es que tengas momentos mejores y peores, subidas y bajadas.
Lo más importante es no dejar que el estrés y la ansiedad que a veces te produce el llevar tu propio negocio dañe tu salud o haga que pierdas las ganas y lo dejes.
Hay varias maneras de manejar el estrés y la ansiedad cuando tienes un negocio y es de lo que vamos a hablar en este post.
Estos consejos son los que yo misma me aplico y doy a mis clientes y lo cierto es que funcionan.
También trabajo para empresas y muchas de estas técnicas las aplicamos en las sesiones de mindfulness para equipos.
Pensamiento Estoico
Seguro que te suena eso de “tomárselo estoicamente”.
Es un término que viene de la filosofía estoica, de la cual Séneca fue su máximo representante.
Mucha gente entiende por tomarse algo malo de forma estoica con apechugar y punto.
Pero no se trata solo de eso.
Los estoicos defendían la idea de que cuando algo malo sucede no es el hecho en sí lo que me hace sentir fatal sino el juicio que yo proyecto sobre ese hecho.
Un ejemplo muy sencillo para que lo entendamos rápidamente.
Tengo una venta ya casi cerrada con un cliente y en el último minuto se echa para atrás.
Este hecho hace que me sienta fatal y mi mente empieza a proyectar desastres y a hacer una montaña de un grano de arena.
Del tipo “He perdido la química con los clientes”, “Mi servicio no es tan bueno como el de la competencia”, etc.
Un estoico lo que haría sería decidir que el hecho en sí de haber perdido ese cliente es solo un hecho y que es mi manera de juzgarlo (como si fuese a traer miles de desgracias) lo que me hace sentir mal.
Para evitar esto lo que los estoicos defendían es ponerse en el peor de los casos.
Sí, esto es muy contrario a lo que muchos Coachs y profesionales del bienestar que verás por internet predican: “Que siempre hay que pensar en positivo”.
Yo creo, como los estoicos, que a veces pensar en lo peor que podría pasar te hace ver que el problema no es tan grave como parece y además te prepara para lo que venga.
¿Qué es lo peor que puede pasar por no haber cerrado esta venta?
Pues que tendré menos liquidez este mes, pero como no tengo que invertir más tiempo en esa venta que he perdido puedo invertirlo en otras ventas que todavía puedo cerrar.
A veces pensar en lo peor que podría pasar nos da las opciones para reaccionar y solventar los problemas.
Listas
Hacer listas ayuda muchísimo cuando nos sentimos agobiados porque de repente no nos da la vida para todo.
Cuando haces listas con prioridades ordenas también en tu cabeza lo que es urgente y lo que no, y este pensamiento te quitará mucho estrés al ver que no todo tiene que estar terminado ya.
Además tenerlo todo escrito te dará la tranquilidad de que no te has olvidado de nada y te devolverá la sensación de tenerlo todo bajo control.
Las listas son tus amigas, recuérdalo.

Aléjate del ordenador (o mentalmente de tu negocio físico)
Hay momentos en que no das más de sí y en lugar de estar siendo productivo te estás agobiando con las miles de cosas que tienes pendientes o te da por abrir las redes y perder el tiempo en ellas en lugar de ponerte a trabajar.
En esos momentos lo mejor es apagar el ordenador y hacer cualquier cosa analógica. Yo llamo analógicas a todas aquellas cosas para las que no necesitas internet.
DESCONECTA
Cocina, da una vuelta, nada, dibuja, lee, pinta, haz bricolaje o punto.
Lo que sea que no requiera que estés en frente de la pantalla del ordenador ni de tu móvil.
Haz cosas que te llenen y que no requieran un esfuerzo intelectual demasiado profundo.
Sé que es difícil pero intenta no pensar en tu trabajo ni en los problemas.
También puedes intentar desconectar aunque tengas que estar físicamente en tu tienda. Puedes dibujar o leer mientras no tienes clientes.
O si tienes empleados, vete a caminar y a tomar el aire.
Los problemas te vendrán a la cabeza, seguramente, entonces en ese momento intenta volver a concentrarte en lo que estás haciendo y no ir más allá con tu mente.
En esto practicar mindfulness te va a ayudar muchísimo.
Si no lo has probado nunca, por favor, hazlo, porque tu vida puede dar un giro de 180 grados.
Practica Mindfulness
Hay muchísimos estudios científicos que han probado los beneficios del mindfulness, no solo para controlar el estrés y la ansiedad sino también para mejorar el poder de concentración y la creatividad.
Estos estudios no solo observan el comportamiento de las personas a lo largo de los años y siguen su evolución, sino que también han observado cambios neurológicos en el cerebro que demuestran los beneficios de esta práctica en el sistema neurológico y nervioso.
Las personas que practican mindfulness a diario viven los problemas de otra manera, más pausada, sin dramatizar, sin adelantar desastres que nunca han ocurrido (ni ocurrirán).
Con solo 20 minutos de meditación al día das el descanso que tu mente necesita para seguir funcionando en condiciones y poder pensar con claridad.
Pensar con claridad cuando llevas un negocio es muy importante ya que te permite ver dónde estás fallando o dónde tienes oportunidades de crecer.
Me dirás, bueno, para eso ya está el sueño, durmiendo también descansa la mente.
Sí, cierto, pero descansa de distinta manera que meditando.
Además cuando estamos dormidos no podemos controlar nuestros sueños (que siguen sucediendo sin que nosotros podamos intervenir) sin embargo si aprendes a meditar sí que podrás controlar tus pensamientos cuando estás despierto.
Pero el mindfulness no es solo meditar, es mucho más.
Es aprender a cuidarte por dentro y por fuera, a ver las cosas de una forma más llevadera y a no tener miedo de la incertidumbre.
Porque muchas veces el origen de nuestro estrés y ansiedad es no saber lo qué está por venir y por eso tenemos miedo a equivocarnos.
El miedo se puede controlar con el mindfulness.
Si quieres saber más sobre todo lo que el mindfulness puede hacer por ti y por tu negocio echa un vistazo aquí.
Y si tienes preguntas y quieres respuestas, envíame un WhatsApp a +34 617 025 312.
Un abrazo y ánimos.