Este mundo está hecho para los fuertes.
Ser fuerte no significa ser el primero en pegar o no tener miedo a nada.
Me refiero a ser fuerte emocionalmente para poder afrontar los retos que la vida nos pone en el camino desde pequeñitos.
El bullying en el colegio, la presión de los estudios, problemas familiares o aceptar las limitaciones de cada uno, pueden llegar a agotar emocionalmente a tus hijos.
Por eso cuanto antes les ayudes a ser más fuertes emocionalmente, más posibilidades tendrán de poder afrontar la vida en general de mejor manera, y por lo tanto, ser más felices.
Los niños fuertes mentalmente son capaces de sobrellevar los momentos difíciles sin sufrir demasiado por ello.
También tienen más confianza en sí mismos lo que a su vez les pondrá en una mejor situación para conseguir llevar una vida plena que les satisfaga realmente.
Sabrán escoger mejor las personas con las que se relacionan, tendrán más claro lo que les gusta y lo que no y sabrán expresar de una manera constructiva sus emociones.
Y es que la clave está ahí, en entender y saber gestionar sus emociones de tristeza, miedo, envidia, rabia, estrés, ansiedad, etc.
No se trata de enseñarles a suprimir estas emociones negativas, eso no sirve de nada.
Se trata de enseñarles que esas emociones pueden llegar pero no significa que respondan a situaciones reales o que deban hundirse en ellas.
Pero, ¿cómo enseñarles a gestionar estas emociones y otras situaciones difíciles que se puedan dar con otros niños o adultos?
Esto es lo que vamos a tratar en este post.
Pasos que puedes dar para enseñar a tu hijo a ser fuerte mentalmente
Hay niños más hiper sensibles que otros, niños con episodios de ira o niños a los que les cuesta expresar sus emociones.
Todas estas situaciones tienen su raíz en las emociones y la manera en que tu hijo o hija las gestiona.
¿Qué puedes hacer tú para ayudarle en su proceso de autoconocimiento y gestión emocional?
Aquí tienes unas ideas que puedes poner en práctica desde hoy mismo.
Déjale cometer errores
Enseña a tu hijo que los errores forman parte del proceso de aprendizaje, para que no se sienta frustrado o avergonzado por equivocarse.
Permite las consecuencias naturales de esos errores cuando sea seguro hacerlo y háblale sobre cómo evitar repetir el mismo error la próxima vez.
Enseña a tu hijo a enfrentarse a los miedos
Si tu hijo evita cualquier cosa que le dé miedo, nunca ganará la confianza que necesita para enfrentarse a esa emoción que le hace sentirse mal.
Tanto si tu hijo tiene miedo a la oscuridad como si le aterra conocer a gente nueva, ayúdale a enfrentarse a sus miedos poco a poco.
Deja una pequeña lámpara en la habitación, explícale que para no tener miedo lo mejor es leer un libro de aventuras o cualquier cosa que le guste, y que conocer gente nueva es divertido y le hará crecer como persona.
Déjale ver que siempre estarás ahí para escucharle
Cuando practicas la escucha consciente tu hijo o hija se sentirá a gusto para contarte las cosas que le preocupan o le intimidan.
Intenta escuchar sin juzgar y siempre poniéndote en su lugar. Requiere hacer un poco de memoria e intentar rememorar como te sentías tú a su edad.
No minimices sus problemas porque para lo que a un adulto le parece una tontería para un niño puede resultar mucho más grave.
No tienes que convertirte en su mejor amigo, para eso ya tiene amigos de su edad, tienes que escucharle de verdad y no precipitarte en tus juicios.
Hazle tomar responsabilidad de sus actos
Muchos padres quieren proteger tanto a sus hijos que les excusan de sus actos o intentan solucionar sus problemas.
Pero así no les están ayudando a ser más fuertes emocionalmente.
Tu hijo o hija tiene que tomar responsabilidad de sus actos para poder crecer como una persona responsable que puede manejar situaciones difíciles por sí misma.
No des por hecho siempre que el culpable de una pelea es el otro niño o que tu hija nunca te mentiría porque así no la estás ayudando.
Sé el modelo en el que ellos se reflejan
Lo sé, esta es la parte más difícil.
Nos guste o no, somos los modelos en los que nuestros hijos se reflejan.
Si ven que reaccionas con ira a los problemas, muy probablemente ellos harán lo mismo.
Ser padres es el desafío más grande para la mayoría de las personas, y por supuesto nadie es perfecto.
Pero es muy importante haber alcanzado la madurez emocional para poder ayudar a nuestros hijos a alcanzarla también.
Pero, ojo, porque la madurez emocional tiene muy poco que ver con la edad.
Hay personas de veintitantos más maduras que algunos de cuarenta.
Sé que en esto muchas veces influye a su vez cuánto de maduros eran nuestros padres y por supuesto en esto no tenemos el control.
Quiero decir, que muchas veces las personas maduras emocionalmente lo son porque sus padres también lo fueron.
Pero esto no quiere decir que una persona que creció en una familia desestabilizada no pueda nunca ser madura emocionalmente.
Muchas personas trabajan duro para deshacerse de esas lacras a través del crecimiento personal.
Cuánto antes se empiece antes disfrutarán todos en el entorno de los beneficios.
Anímale a practicar mindfulness
El mindfulness está haciendo maravillas tanto en los niños como en los adultos.
En algunos colegios lo están introduciendo poco a poco, pero quizás no con la frecuencia que deberían.
Los niños que practican mindfulness alcanzan antes la madurez emocional y aprenden técnicas para gestionar sus emociones y tener una actitud más constructiva.
El mindfulness también les ayuda a concentrarse disminuyendo el déficit de atención, a ser más creativos y a quererse más a sí mismos.
Y como ya sabes, la autoestima es fundamental para que una persona pueda desarrollar todo su potencial y viva una vida más plena.
Si vives en Málaga y quieres apuntar a tu hijo o hija a clases de mindfulness para niños, envíame un WhatsApp a +34 617 025 312.
“Es más fácil construir niños fuertes, que reparar adultos rotos” Frederick Douglas, activista sudafricano por la abolición de la esclavitud.