Encontrar la felicidad en pareja se ha convertido en algo parecido a un imposible.
Cada vez hay más personas que se sienten frustradas porque no terminan de cuajar sus relaciones sentimentales.
Pero, ¿por qué? ¿Por qué cuesta tanto encontrar pareja estable y estar bien en una relación?
Como coach este tema se repite a menudo en las conversaciones con mis clientes, pero también con mis amigos.
Parece que es el mal del siglo.
Hay varias razones por las que a tantísimas personas les cuesta estar bien en una relación, aunque todas tienen las 2 mismas raíces:
- Un completo desconocimiento de uno mismo
- Y una herencia no superada de los progenitores
Vamos a ver la primera de las razones más comunes.
Por qué conocerse bien a uno mismo es esencial para vivir relaciones positivas
El error más grande que puedes cometer es pensar que la otra persona te va a solucionar la vida.
Tu vida solo te la puedes solucionar tú.
A menudo las personas ponen demasiadas expectativas en la persona amada y cuando se dan cuenta de que no son salvadores sino personas de carne y hueso como tú y como yo, se decepcionan y ya no creen en la relación.
Realizando un trabajo de autoconocimiento empiezas a tener más claro cuáles son tus necesidades y qué es lo que quieres y no quieres en tu vida.
Te empiezas a respetar y a querer más, que es la única manera de que los demás te respeten a ti.
Con esto no quiero decir que todo sean exigencias, una relación se trabaja todos los días con empatía y comunicación.
El preocuparte por las necesidades de tu pareja es importante pero siempre sin olvidarte de lo que tú también necesitas.
Una pareja abusiva no quiere tu bien, por mucho que te lo quiera hacer creer, solo quiere satisfacer sus propias carencias enfermas.
Si tu pareja te quiere de verdad se alegrará de todo lo que te salga bien en la vida y le gustará verte crecer como persona.
Si no es así replantéate la relación.
Las personas que no son empáticas ni amables, no lo son porque se han escondido detrás de un escudo.
Crearon este escudo desde pequeños para protegerse del mundo cruel, de unos padres narcisistas o de las personas que los abandonaron y lastimaron una y otra vez.
Por desgracia, a veces las personas no quieren romper ese escudo.
Y no hay nada que podamos hacer si esa persona no está preparada ni dispuesta a trabajar sus problemas.
La importancia de la comunicación en las relaciones de pareja
Las personas que triunfan en las relaciones saben comunicar sus necesidades sin echar a sus parejas la culpa de todo.
Comunicar sin hacer sentir al otro atacado es un arte que todos deberíamos aprender.
Entender la forma de comunicación que prefiere tu pareja ayuda a evitar malentendidos.
Si tu pareja necesita espacio, puedes aprender a dárselo.
Si tu pareja necesita hablar después de una discusión, puedes aprender a ser más verbal y no retraerte.
Si te resulta difícil dar espacio a tu pareja porque eres de los que necesitan hablarlo después de una discusión, pero no quieres agobiar a tu pareja, graba audios y descarga todos tus sentimientos.
Cuando se te pase el enfado vuelve a escuchar tus audios para saber qué te apetecía decir exactamente en el calor del momento.
Verás como una vez recuperada la calma, ya no querrás decir eso que querías decir cuando estabas enfadada.
Estos audios pueden evitar que te arrepientas después de las cosas que has dicho.
A veces las relaciones se desmoronan por las cosas que la gente dice cuando está enfadada.

La carga que arrastramos de nuestros padres
Muchas personas, inconscientemente, arrastran miedos y traumas de la infancia que les hacen en ocasiones elegir las parejas equivocadas o cerrarse al amor.
Mi amiga A cambiaba de pareja a menudo.
Llegaba siempre un momento en que veía toda clase de defectos en la persona que creía haber amado y hacía todo lo posible para sabotear la relación.
Pero un día A conoció a C y se dio cuenta de que era la persona con la que de verdad quería compartir su vida.
Aún así A se daba cuenta de que a veces, sin quererlo, decía u hacía cosas que herían a C. Era cómo si quisiera alejarlo de ella.
A viene de una familia desestructurada. Su madre nunca superó la separación de su padre y A y su hermano vivieron situaciones muy dramáticas porque su madre no sabía controlar sus emociones.
Era una persona muy obcecada en su papel de víctima.
Muchas veces cuando A y su hermano eran pequeños amenazaba con abandonarlos e incluso con suicidarse.
A pensaba que sus problemas con las relaciones de pareja eran por haber visto a su madre sufrir así por la separación de su padre.
Consciente de que no quería tirar la relación con C por la borda debido a herencias de sus padres que nada tenían que ver con ella, decidió hablarlo con una coach de crecimiento personal.
En sus conversaciones A se dio cuenta de que ese miedo que ella tenía al abandono y que le hacía sabotear todas sus relaciones antes de que la abandonasen, no venían del miedo a que le pasase lo que le ocurrió a su madre con su padre, sino al miedo que tenía de pequeña a que su madre la abandonase.
Los niños tienen la necesidad de sentirse protegidos y seguros y la madre de A no hizo un buen trabajo en esto.
Aunque al final no cumpliese sus amenazas (incluso si hubo veces que se marchó de casa por unas horas en las que los dos hermanos estaban aterrorizados) estas situaciones influyeron fuertemente en A y en su miedo al abandono.
Cuando A vio lo que le ocurría con claridad gracias a las conversaciones con su coach fue como si se quitase un peso de encima.
Se dio cuenta de que ella no tenía por qué temer ser abandonada. Era una mujer totalmente independiente, con su trabajo, sus amigos y su familia.
Tenía que quitarse esas herencias maternas y darse cuenta de una vez que lo que le sucedió a su madre no tenía por qué sucederle a ella y que aunque un día se separase podría llevarlo de mejor manera de cómo lo hizo su madre.
Este es un caso concreto que me tocó de cerca pero he sido testigo de muchos más con las personas con las que trabajo.
La mayoría de ellas son personas que quieren quitarse el lastre de los errores de los padres de encima, pero que muchas veces no saben ni que arrastran ese lastre.
Hablar con una coach transpersonal u otro tipo de profesional especializado que tu decidas te ayudará a descubrir de dónde vienen tus miedos o reticencias y entonces podrás decidir romper las paredes de esa cárcel emocional que puede que te hayas construido.
También puede ayudarte a saber estar bien contigo mismo para no tener que depender de nadie y que decidas libremente con qué persona quieres estar.