Cada vez que decides hacer algo nuevo que te ilusiona pero que supone salirte de tu zona de confort (hablar en público, un nuevo puesto de trabajo, empezar un negocio) las dudas sobre tu valía comienzan a carcomerte y muchas veces consiguen frenarte.
No estás solo o sola. Mucha gente muy válida se siente un fraude, aunque no lo parezca.
De hecho el síndrome del impostor se da entre personas con grandes logros que no son capaces de interiorizar y aceptar su éxito.
¿Te suena?
Sueles atribuir tus logros a la suerte y no a tu capacidad, y temes que los demás acaben desenmascarándote y vean que en realidad eres un fraude.
Aunque el síndrome del impostor no es un diagnóstico oficial, los psicólogos y otros profesionales del bienestar saben que se trata de una forma muy real y específica de duda intelectual.
El síndrome del impostor suele ir acompañado de ansiedad y, a menudo, de depresión. La mayoría de la gente no habla de ello porque tienen miedo a ser descubiertos, pero la realidad es que le ocurre a mucha más gente de lo que crees.
Muchas personas que se sienten impostoras crecieron en familias que ponían mucho énfasis en los logros, como afirma este artículo de la Asociación Psicológica Norteamericana.
Sobre todo esos padres que envían mensajes contradictorios -alternando entre la alabanza y la crítica- pueden aumentar el riesgo de que una persona sufra el síndrome del impostor.
Y la presión social no hace más que agravar el problema.
En nuestra sociedad hay una enorme presión por tener éxito. La valía personal se mide en logros, lo que aumenta la presión y la baja autoestima.
Por eso, el síndrome del impostor aparece sobre todo cuando te embarcas en una nueva aventura como puede ser un negocio o un puesto nuevo en la empresa.
Algunos incluso razonan que estos temores a ser «descubiertos» son algo positivo, argumentando que las personas que son realmente incompetentes no experimentan el síndrome del impostor en absoluto.
Por lo que este tipo de sentimiento puede ser un buen indicador de que lo que estás a punto de hacer te importa de verdad y te hará avanzar.
Pero lo peligroso es cuando ese sentimiento te hace sufrir demasiado y te empuja a procrastinar, posponiendo una tarea por miedo a no ser capaz de completarla con la alta calidad que te exiges a ti mismo.
O bien decides realizarla pero para ello te preparas en exceso, dedicando mucho más tiempo del necesario a una tarea porque quieres que salga perfecta.
¿Te suena eso de hacer cursos y más cursos porque crees que no estás todavía preparada pero en realidad estás retrasando el momento de tirarte a la piscina?
La perfección va ligada también al síndrome del impostor y es la causa de que muchos buenos proyectos no salgan a la luz.
Pero no todo está perdido.
Con esfuerzo, puedes dejar de sentirte un fraude y aprender a disfrutar de tus logros.
Vamos a ver cómo.
Cómo controlar el síndrome del impostor
#1 Valora tu experiencia
No mires exclusivamente a aquellos que llevan más tiempo que tú en un trabajo o con sus negocios y a los que les va mejor.
Mira también a los que aún están por detrás y ayúdales en su camino, porque esto puede ayudarte a ti a darte cuenta de lo lejos que has llegado y de los muchos conocimientos que tienes para compartir.
Muchas veces cuando miramos a la gente a la que les va muy bien no nos damos cuenta de que ellos también empezaron un día en esto y no siempre tuvieron el éxito que tienen ahora.
A menudo estamos tan ocupados angustiándonos por lo que no hemos logrado aún, que no somos conscientes de lo mucho que hemos avanzado.
De vez en cuando mira hacia atrás y sé consciente de tu crecimiento.
#2 Recuérdate lo que haces bien a menudo
La mayoría de las personas con grandes logros son bastante inteligentes, y muchas personas inteligentes desearían ser genios. Pero la mayoría de nosotros no lo somos.
Tenemos áreas en las que somos muy buenos y otras en las que no lo somos tanto.
Anota las cosas que se te dan muy bien y aquellas en las que podrías mejorar. Esto puede ayudarte a reconocer dónde lo estás haciendo bien y dónde hay margen legítimo de mejora.
Pero recuerda, no puedes ser bueno en todo.
Si te cuesta verlo pide feedback.
Muchas veces otras personas nos pueden dar una visión más objetiva (y a menudo más positiva) de nosotros mismos.
#3 Cambia el diálogo interno con tu crítico interior
Si te sientes un fraude a menudo y te cuesta deshacerte de ese sentimiento significa que tienes que cambiar tu forma de ver tus logros y capacidades.
Todos llevamos un crítico interior dentro que se empeña en agrandar todo el tiempo esos “defectos”.
Puede que hayas entrado en un círculo vicioso con tus pensamientos y estos no te dejen actuar ni emprender tareas que te harían sentir bien contigo mismo.
Trata de cultivar una relación más sana contigo mismo y vigila la forma en que tu crítico interior te habla.
En este artículo te doy algunos ejercicios que puedes poner en práctica para aprender a quererte más y a disfrutar más de la vida.
#4 Habla con alguien que pueda ayudarte
A veces el síndrome del impostor está tan incrustado en una persona que le es muy difícil deshacerse de él sin ayuda.
Porque ya no es capaz de relajarse y de disfrutar de sus logros, o incluso ese sentimiento de impostor es tan fuerte que le está empujando a renunciar a iniciativas que le apetecen pero que es incapaz de enfrentar.
Si es tu caso, si crees que este sentimiento te está impidiendo ser esa mejor versión de ti mismo que sospechas está en tu interior, yo puedo ayudarte con mis sesiones de coaching online. La primera sesión es gratuita, para que puedas juzgar tú mismo y sin ningún compromiso si soy la persona adecuada.
A menudo, las personas no se dan cuenta de que vivir de otra manera es posible, sin sentir tanta ansiedad y disfrutando de cada momento del camino.
Si te apetece compartir qué es lo que sientes cuando te ataca el síndrome del impostor déjame tu comentario aquí abajo. Tu experiencia puede ayudar también a otras personas. Un abrazo.